Saturday, January 31, 2015

Un Buick de carrera

Las respuestas de la primera trivia mensual del año era responder lo siguiente: la marca del auto de carreras era Buick, el modelo se denominaba 60 Bug, era del año 1910, se lo fabricó en Estados Unidos, sus diseñadores fueron Bob Burman y Louis Chevrolet, se construyeron dos ejemplares y uno de ellos se exhibe en el Museo Sloan de Flint, en estado de Michigan en Estados Unidos. No hubo seguidores que respondieran las consignas solicitadas.

Buick 60 Bug de 1910.


Desde el año 1909con la aparición del Buick tipo 10la empresa de origen estadounidense mantuvo una intensa actividad en el mundo de las competencias de automóviles. Dos pilotos famosos de la época pasaron a formar parte del equipo de carreras de la Buick. Esos pilotos eran Bob Burman y Louis Chevrolet, quien tiempo más tarde diera su apellido a una marca de automóviles, que también formaría parte del grupo de la General Motors Corporation.

Estos dos pilotos oficiales de la marca Buick fueron quienes diseñaron el 60 Bug que contaba con un motor de cuatro cilindros en línea con una cilindrada de 10.193 centímetros cúbicoso 622 pulgadas cúbicas con una potencia de 57,6 HP. La distancia entre ejes era 2.603,5 milímetros y el peso de 1.179,34 kilogramos.

El auto se encuentra en el Museo Sloan de Flint, en el estado de Michigan en Estados Unidos, pero parece, según la página del museo que actualmente no se encuentra en exhibición. Está pintado de color rojo furioso y en la trompa tiene pintada la cabeza de un búfalo o algo parecido.

Uno de los seguidores de Archivo de autos preguntaba a principios del mes de enero, cuando fue publicada esta trivia, si era el radiador lo que estaba por encima del torpedo. Efectivamente era el radiador que se encontraba antes de la cabina del piloto por encima de la carrocería.

La otra particularidad eran sus ruedas de chapa en una época que los autos de carrera tenía ruedas con rayos de madera. Obviamente los neumáticos son los angostos que eran normales en aquellos primeros años del siglo XX.

El dibujoque nos sirvió para jugar durante todo el mes de enero de 2015 lo tomé de la Enciclopedia Salvat del Automóvil editada en Españaen el año 1974.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos



Archivo de autos es armado en un ciber por falta de recursos económicos ya que no cuenta con financiación o publicidad de ningún tipo.

La Preguntita del Domingo

Hoy jugaremos con un raro automóvil que servía para navegar. La pregunta será la siguiente:


¿Quién diseñó este raro automóvil?

No necesito saber la marca y el modelo, sino que me digan quién se encargó del diseño de este auto lancha. Es simple si se conoce el auto, o si se sabe quién lo fabricó, y dónde se lo hizo. Pero si no se conocen esos datos habrá que investigar un poco para dar con el nombre de la persona que diseñó ese raro automóvil. Tienen tiempo de contestar hasta el viernes 6 de febrero a las 20 horas y las respuestas no las dejan como comentarios, sino que las envían a este mail: archivodeautos@gmail.com.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos



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Unas vacaciones calientes

Aquellas vacaciones no serían para nada fáciles de olvidar. No solo por el calor calcinante sino por otras circunstancias que me tocó vivir y por suerte las superé para, ahora, contárselas a ustedes. Todo empezó con un viaje al sur del país para pasar el mes de enero recorriendo una ruta, que habíamos planeado en familia por mucho tiempo.



Durante muchos meses pensamos cómo disfrutar de un mes entero en el verano paseando por caminos de la Patagonia. Fueron largos meses de ver dónde parar, qué ruta seguir y demás etapas a cumplir de un largo recorrido que nos llevaría más de 9.000 kilómetros. Eso era lo que pensábamos.

La alegría de planificar con los chicos y mi mujer cómo haríamos las distintas etapas del camino. Hasta los sitios, museos y parques nacionales que recorríamos era todo un entretenimiento. Todo el tiempo estábamos pensando cómo haríamos ese ansiado viaje que nos llevó dos años planificarlo.

Todo estaba listo, los chicos sin llevarse materias, mi mujer coordinando sus vacaciones para que encajaran justo con las mías. Yo que conseguí que me dejaran salir un mes completo del laburo. Que fue una tarea titánica con mi jefe. Meses de pelear y casi hasta último momento me hizo padecer con la angustia de “no le doy las vacaciones en enero”, “no se las puede tomar”, “todos esos días son mucho tiempo”. Hasta que un día firmó la licencia y ya no hubo vuelta atrás. El papel lo tenía la Dirección de Personal y era un hecho.

En casa todos saltaron hasta el techo cuando llegué y les largué, “el turro de Pérez me dio las vacaciones”. La alegría fue enorme y hasta hubo festejo y todo. Para esa época los chicos estaban un poco desanimados, en especial Carla, la más chica. Veía que el ansiado viaje por las rutas patagónicas se iba al diablo. Pero no fue así. Aunque todavía estábamos a principios de noviembre y faltaban dos meses largos de preparativos.

Preparativos que incluían al Renault 12 que era el que nos llevaría, a todos, los cuatro, a recorrer esos caminos patagónicos. El 12, o mejor dicho, el Colorado, como lo llamábamos los íntimos, porque de color rojo era la pintura de su carrocería. Como el de las primeras publicidades que lo anunciaban en las revistas en el año 1971. Había que acondicionar al Colorado. Necesitaba blindar el tanque de nafta porque muchos de los caminos eran de ripio.

Incluso buena parte de la Ruta 3 era de ripio y no era cosa que una piedra volara y nos dejara a la vera del camino a leguas de la próxima estación de servicio. En aquellos años las distancias parecían mucho más lejanas que ahora y los servicios en la ruta iban de escasos a nulos. Lo otro era proteger el parabrisas y hasta los faros delanteros.

La cosa que el Colorado quedó listo en poco más de un mes y parecía un auto de rally. Alguno que otro amigo, y pariente, me dijo que exageraba con las protecciones. Pero les decía que íbamos de vacaciones con toda la familia y no era cosa de pasar malos tragos. No sabía la bebida que tomaríamos todos en ese caliente enero.

Los días pasaban en forma lenta para todos nosotros. Ni siquiera la proximidad de las fiestas de fin de año aceleró el tiempo. Vieron que todo se desboca cuando se acerca el 31 de diciembre. Las corridas y la locura van de la mano mezcladas con altas dosis de alcohol. No es nuevo y parece que pasan las décadas, y eso, sigue igual. Luego llega enero y todo se frena. Aunque eso ya no pasa tanto. Ahora en enero pasan cosas para que no nos aburramos los que nos quedamos en la ciudad.

Pero en aquellos años luego del 31 de diciembre el país entraba en un letargo, largo letargo, hasta principios de marzo cuando parecía que comenzaba a despabilarse. La vida se aceleró y esos tiempos no son iguales. Ahora el ritmo es mucho más vertiginoso. Como aquellas calientes vacaciones en el sur argentino.

La idea era partir el 1 de enero muy temprano por la mañana. “No va haber nadie en las calles y en la ruta”, sentencié frente a toda la familia cuando decidimos a que hora y día partir a nuestras ansiadas vacaciones en la Patagonia. Establecimos acostarnos temprano el 31 y no festejar a las doce de la noche, para poder levantarnos a las 6 de mañana y salir una hora después luego de desayunar.

Todo salió como estaba programado. El equipaje listo y cargado, parte en el baúl y la otra repartida en el portaequipajes adosado al techo del Colorado para poder llevar lo necesario para nuestra aventura por el sur argentino. Incluso llevamos una carpa para que pudiéramos pernoctar los cuatro a la vera de alguna ruta aislada o en un parque nacional.

Llevamos la ropa adecuada para soportar las bajas temperaturas que suele hacer por las noches. Pero el verano sería caluroso en todos los sentidos. Algo para nada habitual en aquellas latitudes, pero sucedió. Lo que siempre pensé era por qué nos tenía que pasar a nosotros en nuestro viaje por los caminos de la Patagonia.

La primera parte de la ruta fue como un violín. Pocos autos a ninguno. En las calles del barrio, cuando salimos a las 7 de la mañana, el desierto se había hecho presente. Ni siquiera había perros husmeando los tachos de la basura. Ni un alma. Todo el camino libre para nosotros. Lo mismo cuando tomamos la Ruta 3 en el suroeste del Gran Buenos Aires.

Tranquilos y cantando. Amenizando el viaje con mates y contando chistes. Todo muy relajado porque ya estábamos de vacaciones. En realidad habían comenzado cuando subimos al Colorado. Cada tanto parábamos a hacer el pis de rigor y estirar las piernas. El viaje estaba relajado gracias a que nos turnábamos con mi mujer, Clara, en el manejo del Colorado. Pedro y Carla seguían cantando todas las canciones que se sabían desde chiquitos. Pasamos por “El elefante Trompita” hasta “El auto de papá”. No quedó un clásico infantil sin cantar a lo largo del extenso viaje.

A medida que seguíamos bajando hacia el sur del país comenzamos a escuchar, en la radio del Colorado, noticias un tanto alarmantes sobre incendios forestales. La gran sequía y el intenso calor eran un lindo cóctel caliente. Pero por ahora no afectaba nuestro viaje. Aunque cierta zozobra nos embargó porque ese incendio estaba muy cerca de nuestro camino a recorrer. Esa ruta que habíamos prefijado con tanta anticipación.

Seguimos avanzando hacia nuestro recorrido tan esperado por nosotros cuatro pero nada sería, de ahora en más como lo habíamos soñado. Diría que de sueño pasó a pesadilla en un abrir y cerrar de ojos. Como en una película de acción con un ritmo vertiginoso. Pero después de todo tendríamos algo para contarles hasta nuestros nietos, incluso los nietos de mis hijos.

Ya cuando tomamos la recta más larga del mundo, eso dicen algunos, que atraviesa una parte del sur de la provincia de La Pampa en una zona árida. Las cosas pasaron de claras a oscuras. Ahí el fuego había atravesado la ruta y esta estaba bloqueada. En la desesperación de salvar a la familia hice una mala maniobra con el Colorado y una de las parrillas de la suspensión delantera se rompió. “Sonamos”, pensé para mis adentros. Cómo haría con el fuego a menos de 10 kilómetros y que seguía avanzando hasta donde estábamos varados por un cambio en la dirección del viento.

En eso que estábamos tirados a la vera de la ruta veo a lo lejos algo aparatoso que venía de la zona del incendio. Era una caravana de un equipo de cosecha que también los había corrido el incendio forestal. No hubo necesidad de hacerles señas para que se detuvieran solos lo hicieron al ver el Colorado parado en la banquina.

“¿Qué les pasó?”, preguntó alguien que parecía ser el capataz del equipo. Le conté lo que me había pasado y le pregunté si me podían alcanzar hasta algún sitio fuera de peligro. “Mejor que eso”, me respondió y me llevó para atrás de la caravana donde venía el soldador del equipo. Resulta que un equipo de cosecha no se puede dar el lujo de ir hasta un lugar poblado en busca de un repuesto determinado. Así que suelen repararlos con soldadura hasta encontrar el repuesto determinado y seguir con la tarea de cosechar.

La parrilla delantera del Colorado quedó como nueva, pero soldada. Eso nos salvó del incendio. Al menos en esa oportunidad. No quisieron por ninguna forma que les pagara por la soldadura. “Es una gauchada. Nosotros sabemos lo que significa quedar tirado al lado de la ruta”, me dijo Don Ramón el capataz del equipo.

Saludamos y partimos, la caravana se movía más lenta, pero no por eso menos a salvo del incendio que ya se veía claramente en el horizonte. Según la radio estaba descontrolado y no lo podían apagar. La sequía era grande y el calor reinante peor. Encima el pronóstico del tiempo no anunciaba ningún tipo de lluvia.

Desandamos varios kilómetros en busca de una ruta alternativa que nos llevara, nuevamente, al ansiado sur argentino. Tuvimos que recorrer más de 200 kilómetros para rumbear para el sur. Atravesamos más provincias que las programadas, pero el frente del incendio era de muchos kilómetros. Pero por suerte ya estábamos entrando a la Patagonia, pese al fuego y la rotura de la suspensión.

Todo había vuelto a la normalidad, por ahora. Los paisajes sureños pronto nos hicieron olvidar la situación anterior. Los chicos estaban felices y habían renovado su repertorio de canciones. Ahora ya estábamos en el rock nacional y la consigna era “canten una que sepamos todos”. Algo que nunca se ha escuchado…

Ya estando en la provincia de Neuquén nos enteramos que habían existido algunos incendios forestales, casi en simultáneo, con el que nos tocó vivir en La Pampa. Pero nada grave y todo estaba controlado. Al menos hasta ese momento. Los días posteriores serían muy diferentes. El calor iba en aumento y no por el fuego del bosque, sino por los casi 36 grados que hacía en la ruta. Por momentos parecía que las nieves eternas de las montañas comenzarían a derretirse en cualquier momento. Por supuesto que era una noción que teníamos nosotros y nunca ocurrió.

En una de las rutas neuquinas comenzamos a notar que el tránsito se ponía lento y lo adjudicamos a la gran cantidad de turistas en la zona de los lagos, pero no era eso. La verdad de la milanesa era que un camión cisterna, con acoplado como se usaba en aquellos años, había volcado y derramado todo el combustible. Acto seguido se produjo un incendio forestal. Eso nos enteramos por las personas que estaban varadas en la ruta lo mismo que nosotros.

Más de ocho horas estuvimos arriba de la ruta sin poder movernos. En un momento dado el tránsito se comenzó a mover en ambos sentidos. El fuego había sido extinguido y nos permitían seguir nuestra marcha hacia el sur. Cuando llegamos al lugar del accidente el panorama era desolador todo estaba quemado, con el camión cisterna incluido. Pero noté en el horizonte que el fuego se había expandido hacia la zona de boscosa. No dije nada a la familia para no intranquilizarlos.

Tal vez en ese momento deberíamos haber pegado la vuelta a casa. Eran dos oportunidades cerca del fuego. Esta vez había sido mucho más cerca. Como dice un refrán que repetía mi abuelita: “no hay dos sin tres”. Sabia, la abuelita Marta. Pero no estaba arriba del Colorado para darnos sus consejos de vieja sabia.

Salimos de la ruta principal adentrándonos en el bosque que era parte de nuestro diagramado recorrido. Los chicos y Clara estaban contentos con el paisaje que nos regalaba la naturaleza. Los pájaros, los animales y los árboles nos daban un festín para los ojos. Todo era bello y alegre. Menos las nubes de humo que seguía viendo en el horizonte que se alzaban como una mala señal del destino. El destino suele ser una mala ruta en nuestras vidas, en algunas ocasiones. Esta iba a ser una de esas ocasiones.

Nos seguimos adentrando en el bosque y ya comenzamos a pensar en un lugar donde acampar, ya que era una zona permitida para hacerlo. La noche pronto se haría presente y no era buena idea armar la carpa sin luz natural. En un santiamén bajamos y armamos la carpa en el mejor lugar que encontramos. Parecíamos expertos montañistas en busca de su ansiado trofeo, hacer cumbre en una alta montaña. Pero nosotros éramos pájaros de bajo vuelo, casi al ras del piso.

Una vez instalados Clara nos preparó una deliciosa comida de lata. Recuerden que estábamos de campamento y no había una pizzería cerca. El “delivery” no se inventaba en aquellos años en Argentina. Si lo había era “envío a domicilio”. ¿Por qué todo debe traducirse al inglés? ¿Acaso no tenemos uno de los más bellos y complejos idiomas del mundo? Nunca terminaré de entender eso de querer imponer una lengua extranjera a fuerza de inundar publicidades.

Volvamos al campamento en la Patagonia y nuestro ansiado recorrido por las rutas del sur argentino. La noche fue apacible escuchando los sonidos del bosque. Era un concierto con momentos de un profundo silencio. Con esos sonidos y silencios nos encontró la mañana del nuevo día. Día que nos depararía muchas más aventuras y humo, mucho humo. Eso fue lo primero que noté al salir de la carpa y mientras hacía el primer pis mañanero.

“Esto se está poniendo muy feo”, pensé mirando al cielo y notando cómo el humo cada vez estaba más cerca de nuestro campamento. En ese veo una camioneta de doble tracción que se acerca. Era el guardaparque. Nos venía a alertar del incendio forestal que se estaba acercando muy rápido y que en una o dos horas llegaría a este lugar.

Nos iba a acompañar a un lugar seguro. Los demás acampantes ya estaban en un refugio seguro a unos diez kilómetros al norte. Hacia ese lugar deberíamos partir. Convidamos con nuestro desayuno al guardaparque y una vez listos nos enfilamos detrás de la camioneta hacia el refugio. Pero las cosas no saldrían tan fáciles. Era como si alguien se opusiera a nuestro recorrido en la Patagonia.

En un momento la camioneta del guardaparque se detiene. Se baja y viene hacia el Colorado. “Me acaban de avisar por radio que el camino está atravesado por el fuego”, nos dijo el guardaparque que se llamaba Horacio. “No podemos dar la vuelta”, pregunté. “No. Hacia el sur el camino se bloqueó por el mismo incendio”, respondió Horacio. Ahí nos contó que nos encontrábamos en una especie de ojo, como dentro de un huracán. En dos palabras: estábamos rodeados.

“Lo único que nos queda es seguir hasta donde podamos y avisar por radio para que manden un avión hidrante que nos haga un pasadizo entre medio del fuego”, nos relató Horacio. La opción no era la mejor de todas, pero antes de quedarnos sentamos y rostizarnos le hicimos caso a Horacio.

Marchamos a toda velocidad para ganarle tiempo al frente del incendio que avanzaba sobre nuestra ruta de escape. La adrenalina comenzó a correr por mis venas y la de toda la familia. Los chicos comenzaron a asustarse y las canciones ya no servían para calmarlos. Menos viendo como las llamas se acercaban y comenzaban a rodearlo todo. El Colorado parecía más rojo que de costumbre.

Paramos. Horacio al trote nos avisa que desde el puesto de control del incendio le avisaron que el avión hidrante está en vuelo hacia nuestra posición. Nos cuenta que solo vamos a disponer de unos minutos para atravesar el pasadizo que nos va abrir el agua que descargue en la zona. Solo será un breve tiempo, lo necesario para cruzarlo a toda velocidad sin pensar mucho lo que vamos a hacer.

Horacio se encargó de dejarnos muy en claro que no tendríamos otra oportunidad y lo mejor que nos podía pasar era que el agua nos cayera encima cuando pasara el avión hidrante, eso nos enfriaría por unos instantes. Así que todas las ventanillas cerradas y a poner en funcionamiento el limpiaparabrisas porque sería como una lluvia torrencial.

Cuando terminó de darnos las instrucciones oímos los motores del avión que se aproximaba. “¡En marcha!”, gritó Horacio y salió a la carrera para la camioneta. Efectivamente en dos minutos nos caía una lluvia torrencial. En realidad agua del lago más cercano que había tomado el avión hidrante. Salimos despedidos nuevamente en el camino hacia el refugio.

Humo, mucho humo producto del agua llovida del cielo. Aceleré a fondo al Colorado y lo mismo hizo Horacio con la camioneta. El espectáculo era increíble. Ver cómo ardían los árboles a ambos lados del camino y que el fuego se reanimaba como si nada. Los dos vehículos volaban por el camino. Comencé a notar como se evaporaba el agua sobre el capot y no era por el calor del motor.

Parecía que ese pasadizo que nos había abierto el avión no se acaba nunca. Aunque en realidad no llegaba a un kilómetro de distancia, como nos dijo más tarde Horacio. Pero en ese momento era como si fuese el camino al mismísimo infierno. El calor se hacía sentir en los vidrios y mi temor era que se rompiera el parabrisas. Pero Horacio nos había dicho muy claro, “no abran las ventanillas aunque el calor sea agobiante”. Comenzamos a transpirar como testigos falsos en un juicio. Y eso parecía la situación: el juicio final.

Pero no lo era y por eso les estoy contando esta historia de este lado del túnel, ese que veía Víctor Sueiro. Túnel que se había convertido el pasadizo porque el fuego comenzaba a cruzar lenguas por encima de nuestras cabezas. Detrás el fuego había invadido el camino como si el agua desde el avión no le hubiera hecho nada.

Delante de nosotros la camioneta de Horacio se comenzaba a detener unos cuantos metros por delante. Había salido del infierno del incendio en el bosque y nosotros estábamos en eso. Llegamos unos segundos más tarde. Horacio nos esperó y nos hizo seña para que siguiéramos un poco más adelante para estar totalmente a salvo del fuego. El incendio forestal seguía camino al sur y a esta altura de las circunstancias ya estaba en nuestro campamento nocturno. Si Horacio no hubiera llegado en esos momentos hubiéramos estado al spiedo…

Horacio detuvo la marcha en la banquina del camino y yo hice lo mismo. Paramos justo detrás de la camioneta cuando Horacio se apeaba y venía en busca nuestra. Todos nos bajamos y nos fuimos abrazarnos con Horacio. Los chicos lloraban, en realidad había llorado todo el camino entre el fuego y creo que Clara también lo hizo, pero no podía apartar la vista del camino y de la cola de la camioneta de Horacio.

Todos tomamos una buena cantidad de agua, en parte para festejar que estábamos vivos y en parte para saciar la sed producto del intenso calor que habíamos sufrido en el pasadizo ardiente. Algunas lenguas de fuego había acariciado la cola del Colorado. Sobretodo cerca de la caída del baúl. Se notaban las ampollas en la pintura, nada grave, pero eran marcas de la catástrofe que habíamos dejado atrás.

Nos dimos vuelta, mientras saciábamos nuestra sed hacia el inmenso fuego que ahora estaba totalmente desbocado. “Pensar que esto lo ocasionó un camión cisterna hace dos días atrás”, dijo Horacio. “Es cierto”, le contesté. Y le conté que habíamos estado en el lugar del accidente. “¿Y por qué no dieron la vuelta?”, nos preguntó. “Por qué mi abuelita decía que no hay dos sin tres”, le respondí. Ante la cara de intriga le conté nuestra experiencia en La Pampa. A lo que Horacio acotó “ahora el fuego no los va a molestar más”.

Los chicos y Clara había perdido las ganas de seguir por las rutas patagónicas y a decir verdad el sur de la provincia estaba en alerta roja por el fuego. Así que luego de dos días de descanso en el refugio emprendimos el regreso a casa. Con menos de 3.000 kilómetros recorridos. Pero con vida para contarlo.

Nos tomamos el tiempo del mundo para regresar y volvimos por Mendoza y San Luis. Algo que estaba fuera de programa, pero decidimos improvisar. Igual la pasamos bárbaro y los chicos volvieron a las canciones y el fuego era tiempo pasado.

Al volver a casa nos topamos con Don Francisco el chusma de la cuadra. “¿Qué tal el viaje por el sur?”, nos dijo con una sonrisa socarrona ante el conocimiento de lo sucedido con el incendio forestal. “De diez. Un infierno”, le respondí y me dispuse a entrar el Colorado al garaje.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos



Archivo de autos es armado en un ciber por falta de recursos económicos ya que no cuenta con financiación o publicidad de ningún tipo.

Sumario de enero de 2015

El sumario del blog es una entrada que agrupa a todas las entradas del mes. De esta forma tienen un extracto de toda la información publicada durante el transcurso del mes. Notas, fichas técnicas, publicidades, y demás que se las puede consultar desde esta entrada. Un breve texto, con el enlace correspondiente, y una foto nos narran que traía cada una de las entradas del mes en curso. Una entrada con todas las entradas publicadas.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos


Un auto alemán legendario: BMW 328


La empresa alemana BMW (Bayerische Motoren Werke), denominación que tiene desde el año 1917, produjo un automóvil deportivo que se convertiría en legendario por prestaciones y victorias deportivas. 


El auto de carrera con motor de avión


En 1935se construyó con el apoyo del conde Carlo Felice Trossi con un motor radialde 16 cilindros refrigerado por airey que no participó en ninguna carrera. No hubo ganadores este mes.


Anuario 2014 de Archivo de autos

 
Una manera de acceder a todas las notas publicadas en el blog de Archivo de autos. Cada uno de los sumarios del mes, que se publica el último día de cada mes, contiene todos los enlaces de las notas publicadas a diario en el blog.


Un camión sueco


Hace muy poco tiempo vimos el camión Scania-Vabis L-75 del año 1962, que era importado por J. Vázquez Iglesias SA, que se convertiría en un concesionario más de la red que tuvo en Argentina la empresa Scania Argentina, radicada en la provincia de Tucumán.


El primer auto de la F.I.A.T.


En la primera transparencia veremos cómo era el primer automóvil que fabricó la empresa turinesa F.I.A.T. (Fabbrica Italiana Automobili Torino). En los primeros años el nombre de la marca italiana se escribía como sigla con puntos. Pasarían muchos años para que la marca turinesa se escribiera solo con la primera letra en mayúscula, tal como la conocemos en la actualidad, después de más de 100 años.


Las 12 preguntas de los 12 meses

 
Las 12 respuestas correctas, de las 12 preguntas sobre las notas aparecidas a lo largo del año 2014, en Archivo de autos, el sitio de viejos autos que supimos.


Lluvia


El fin de semana había sido tórrido. El calor fue insoportable, casi 40 grados en un diciembre que derretía a las personas, y a los autos. La cosa no parecía mejorar el lunes arrancó con casi 30 grados de temperatura al amanecer. 


Peugeot 504, otro león en la calle


SAFRAR (Sociedad Anónima Franco Argentina de Automotores) presentó a mediados del año 1969 su nuevo modelo: el Peugeot 504 que fuera diseñado por Pininfarina. Así se sumaba al conocido 404 que hacia nueve años que se lo fabricaba en el país. Este auto era moderno para el mercado local, solo había pasado un año de su presentación en Europa.


Los Renault 3 y 4 franceses


Régie Nationale des Usines Renault presentó el 10 de octubre de 1961, en el Salón del Automóvil de París, los Renault 3 y 4. En Argentina tendríamos que esperar dos años para tener la versión local del Renault 4. El modelo 3 nunca se fabricó en Argentina ya que fue solo para el mercado francés.



Land Rover Santana 88 Especial 1980


Telecontrol SAIC era la importadora, en Argentina, de los Land Rover Santana que fabricaba la empresa española Metalúrgica de Santa Ana SA. Entre los modelos de vehículos todo terreno, o 4 x 4, se encontraba el Land Rover Santana 88 Especial del cual veremos su ficha técnica.


BMW 328 con carrocería especial


La semana pasada vimos el BMW 328 ese auto legendario de la empresa alemana BMW (Bayerische Motoren Werke) que siguió con vida, en su motor, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial.


Un león amigo de un Gran Danés


Que decir del Peugeot 404 que no se ha dicho. Otro de los automóviles fabricados en Argentina que se robó el corazón de muchos connacionales. Uno más en la larga lista de los amantes de los fierros viejos. Claro como siempre hay detractores como en todos lados. Pero me quedo con la pasión que demuestran los dueños de los cuatro-cuatro.


El Lancia Dilambda de 1929


Vincenzo Lancia comenzó a desarrollar un nuevo modelo de automóvil que el mundo conocería con el nombre: Dilambda. Este nuevo automóvil de la marca Lanciafue presentado en el Salón de Parísdel año 1929


Deep-Sanderson con motor trasero


La respuesta correcta era decir que la ubicación del motor era trasera. No hubo ganadores esta semana.


La relación Pininfarina-Peugeot


Pocas veces en la historia automotriz mundial un empresa carrocera ha estado vinculada a una marca europea por más de 30 años. Así fue la relación entre Pininfarina y Peugeot. Hoy veremos algunos de los primeros automóviles que produjeron, unos 15 modelos, desde mediados de la década del cincuenta.


Una camioneta llamada T4B


La empresa SAFRAR (Sociedad Anónima Franco Argentina de Automotores) lanza al mercado argentino la camioneta Peugeot T4B en la segunda mitad del año 1967. Con la trompa del Peugeot 403 y con el motor del Peugeot 404 con una caja de carga de diseño diferente al modelo francés.


Santana, el tres volúmenes de Volkswagen


Algunos años antes que los argentinos conociéramos el Volkswagen Santana, éste, ya se fabricaba en Alemania. Veremos cómo eran las diferentes versiones de este automóvil fabricado por Volkswagenwerk AG a mediados de los años ochenta. También conoceremos todos los motores que se encontraban disponibles para las diferentes versiones del Santana.



Fiat Fiorino Pick-up 1989


En agosto de 1989 la empresa Sevel Argentina (Sociedad Europea de Vehículos para Latinoamérica) presentó al mercado local su nuevo modelo de Fiat Fiorino en dos versiones: furgón y pick-up


Alvis 12/50, un deportivo inglés


La empresa inglesa Alvis fue fundada en el año 1919cuando Thomas George John compró la empresa Holley Brothers Co. Ltd., ubicada en Coventry, y que se dedicaba a la fabricación de carburadores y partes mecánicas. 


Chrysler y sus modelos 1958


Hemos visto publicidades de la empresa Chrysler Corporation de Estados Unidos, una de las tres grandes automotrices del país del norte, mostrando su línea de automóviles para un año determinado. Hoy veremos como eran tres autos, de tres marcas diferentes, para el año 1958.


El Giulia 1300 de Alfa Romeo


En el año 1964 la empresa italiana Alfa Romeo lanza al mercado el modelo Giulia 1300 con motor de cuatro cilindros en línea con doble árbol de levas a la cabeza. Se lo fabricó hasta el año 1972 y se construyeron unas 260.000 unidades.


Pista peraltada

La respuesta correcta, porqué el hombre estaba inclinado, es porque está en una pista peralta para probar neumáticos. El ganador fue: Luis Trucco. Felicitaciones porque no se dejó llevar por el comentario de que el auto estaba inclinado por el tipo de motor.



Rodando por la vida


Cuando nací no sabía cómo sería mi vida. No tenía idea a dónde iría a parar. Claro eso te lo da el camino recorrido y el desgaste del rodamiento. Pero ahora les voy a contar qué pasó y cómo terminé mis días.



Rambler en versión taxi


Varias empresas automotrices argentinasofrecieron a los taxistas porteñosversiones de los automóviles que fabricaban localmente. En modelos más estándar y con menos oropeles que sus hermanos más lujosos. Hoy veremos la versión del Rambler Classic Taxi que la empresa IKA (Industrias Kaiser Argentina SA) lanzara al mercado en junio del año 1966.


Barracuda, nombre de pez para un auto


La División Plymouth de la Chrysler Corporationde Detroit en los Estados Unidos había lanzado en el año 1964 el Plymouth Barracuda, un deportivo a la manera estadounidense. Grande, cómodo y muy potente. Veremos cómo eran algunos de los modelos que se fabricaron.


Volkswagen Santana CX 1984


La empresa alemana Volkswagenwerk AG ofrecía al mercado local varias versiones del modelo Santana en el año 1984. Hoy veremos el modelo Santana CX que era la versión más estándar de la gama. Le seguían el LX y GX, que trataremos en otra ocasión.


El Buick 33 de 1911


La empresa Buick Motor Company fundada en 1903por David Dunbar Buick, un mecánico de origen escocés daría origen a una empresa automotriz de prestigio en Estados Unidos


La hermana rural del Falcon


El Ford Falcon tuvo su hermana ruraldesde el año 1968 gracias a la empresa Ford Motor Argentina que desarrolló el vehículo para el mercado argentino. Así fue lanzada con bombos y platillos en autódromos del país y con hasta transportando una reina de belleza.


Ford Sierra del año 1983


Ford Europa lanza al mercado del Viejo Continente el Ford Sierra con el objetivo de reemplazar al Ford Taunus. Así aparece un automóvil con un diseño muy aerodinámico, para los inicios de la década del ochenta, que era un dos volúmenes con un gran portón trasero.


Un auto de ensueño


La respuesta correcta a la pregunta de esta semana era responder Ford Cougar. Los seguidores que respondieron bien fueron: Luis Trucco. Los felicito a todos por sus conocimientos o por la investigación que llevaron a cabo.


De cómo un Rambler Taxi corrió una carrera


Hace unos pocos días una nota sobre el Rambler Taxi disparó los recuerdos de Alejandro Ochnio, seguidor de Archivo de autos. Quien a su vez motivó a Fernando Gómez, otro seguidor, en la búsqueda de determinar si un Rambler Taxi había corrido una carrera. Así fue y hoy les voy a contar de cómo terminó realizando pruebas en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires en el año 1967.


Las pick-up Ford de 1981


En el año 1981 la empresa Ford Motor Argentina presenta su nueva línea de camionetas, o pick-ups, con importantes cambios en sus carrocerías. Estos nuevos modelos de vehículos utilitarios estaban en sintonía con los modelos fabricados en Estados Unidos, su país de origen.


La Willys Rural, una Estanciera brasileña


Poco conocemos de los automóviles brasileños, salvo los más curiosos o los que tuvieron la suerte de visitar al país vecino. Pero por suerte dos periodistas brasileños visitaron la ciudad de Buenos Airesa mediados del año 1967 y la gente de la revista Parabrisas aprovechó para tomarles fotografías a un auto desconocido en estos lares.


Kaiser Bergantín 1960


IKA (Industrias Kaiser Argentina SA) presenta en el año 1960 el Kaiser Bergantín que estaba basado en el Alfa Romeo 1900 del año 1958por un acuerdo con la empresa italiana. 


Superfiat, un auto de vanguardia


La empresa Fiat SpA (Società per Azioni) tuvo una gran expansión de sus establecimientos luego de las exitosas ventas realizadas durante la Primera Guerra Mundial. La empresa italiana fue de una las principales abastecedoras de vehículos militares durante la contienda mundial a varias naciones europeas. Tal fue el desarrollo industrial alcanzado que tuvo que construir la planta en la zona de Lingotto.


Chrysler y sus modelos 1958


Hemos visto publicidades de la empresa Chrysler Corporation de Estados Unidos, una de las tres grandes automotrices del país del norte, mostrando su línea de automóviles para un año determinado. Hoy veremos como eran tres autos, de tres marcas diferentes, para el año 1958.


Ferrari 312 B


Corría el año 1969, el viejo “Comendatore” Don Enzo le pide a su Leonardo Da Vinci de la época, Mauro Forghieri, el diseño de un nuevo motor con una mejor gama de potencia y que permita diseñar un auto con el más bajo centro de gravedad posible.


Motor inglés y diésel


La empresa BMC (British Motor Corporation) era la que fabricaba el motor diésel de la incógnita de esta semana que termina. El ganador fue: Javier Cherro. Lo felicito por sus conocimientos y por no dejarse llevar por las apariencias del motor.



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